Cuando hacemos cualquier salida, una de las primeras sensaciones que percibimos son nuestras piernas, nuestros músculos. Un dolor de piernas puede estar unas veces justificado, e incluso puede ser síntoma claro de que vamos por buen camino y otras veces síntoma de que nos hemos pasado con el esfuerzo.
En el musculo, como no podía ser de otra forma, tiene gran importancia la herencia genética, pero tenemos la gran suerte de que podemos educar a los habitantes que se encuentran en su interior, interferir en su funcionamiento para que sean más eficaces a la hora de trabajar, y en definitiva, moldear los para llegar a ser un buen ciclista. El musculo está compuesto por miles de fibras. Dentro de esas fibras, se encuentran las células y dentro de estas, es donde se encuentran habitantes responsables de facilitarnos la realización del ejercicio: las enzimas, las mitovondrias y demás sustancias. Todos ellos son susceptibles de ser entrenado o alterados en mayor o menor medida.
Dentro de las fibras musculares se encuentran también las miofibrillas.
1: El musculo recibe una orden nerviosa y por reacciones de tipo bioquímico en su interior, se convierte en energía mecánica. La orden nerviosa que recibe el musculo proviene de las neuronas.
2: Las miofibrillas musculares son ricas en dos proteínas como la activa y misivas que, conjuntamente y en reacción con otros elementos, como sodio, potasio y calcio, permiten la contracción del musculo. Ya empezamos a sospechar la importancia que tiene el estar bien hidratado y apoyado con sales minerales.
3: A través de los vasos capilares, el musculo va a recibir el alimento para trabajar, crecer o recuperarse y para eliminar productos de desecho, así como el anhídrido carbónico.
4: Estas miofibrillas se encuentran inmersas en el sarcoplasma, que es donde están los elementos así como los alimentos que se va a utilizar el musculo, como pueden ser gránulos de grasa o la glucosa, entre otros.
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